(Para el cumpleaños de un Amigo)
Cuando Sandra me
solicitó estas frases, acepté el encargo con la convicción de una tarea
sencilla y automática que no demandaría mayores esfuerzos y heme aquí, atascado
entre palabras, al borde del silencio.
¿Qué podemos decir cuando
después de trasegar muchos caminos y explorar
extensas geografías estamos aquí
hoy – sobrevivientes de mil batallas- convocados alrededor de esta mesa para
celebrar estos años de amistad?
Las palabras quedan cortas
para expresar tantos sentimientos encontrados
y describir esos paisajes compartidos desde la niñez, para nombrar a
cada uno de los compañeros de viaje y enumerar cada minucia y cada objeto que
ha enriquecido nuestras vidas. No hay metáforas
para este onomástico, ni frases de cajón
que nos permitan saltar la barrera hacia el facilismo y los lugares
comunes. Nos reunimos hoy para brindar
por el cumpleaños de un amigo y para reconocer sus raíces más próximas que se extienden desde la casa tutelar de
doña Teresa – aquí presente- hasta las legendarias tierras de sus ancestros en
Salazar de Las Palmas, Norte de Santander; también para mirar de reojo el camino
andado y celebrar las pequeñas
conquistas y los grandes aciertos. Para inundar con millones de recuerdos este
recinto que hoy nos reunifica después de tantos años. Estamos aquí como
testigos de excepción para gritar con su
familia y sus hijos este aplauso que perdurará en la memoria.
Hoy no festejaremos el hacernos más viejos,
porque eso es relativo, celebraremos estos años de amistad con el mejor vino
de nuestras cosechas: ¡Feliz cumpleaños viejo Chucho!
Carlos
Murcia.
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